La Placeta, es un pequeño lugar, de un pequeño pueblo, de una remota provincia, que si que existe, donde pasábamos nuestros veranos de la infancia. Es un lugar donde las puertas siempre estaban abiertas, un lugar donde se barría la entrada de las casas, y se echaba agua para no levantar el polvo. Un lugar en el que nos levantábamos con el cacarear de las gallinas y con las campanadas de la Iglesia, esas campanadas que también nos indicaban si debíamos de ir corriendo a misa. Las mismas campanadas que con el paso del tiempo se encargan únicamente de indicarnos el devenir de las horas. Es ese lugar, donde gritábamos a nuestros amigos para que salieran a la calle a comerse el bocadillo, para siempre contestar, con él en la mano, al típico"¿Hay hambre? Eso es bueno" de la gente que se reunía con sus sillas "al fresco". El lugar donde hacíamos las merendolas con Papas Maribel y Botellas de Fanta de cristal de 1 Litro, donde jugábamos al toro embolado, dejábamos las bicicletas sin atar, tocábamos a los timbres y salíamos corriendo……La Placeta, ese lugar….

viernes, 21 de mayo de 2010

EL PERFECTO GIN-TONIC (I)



Reproduzco un artículo del cocinero Santi Santamaría que apareció en un suplemento semanal, no recuerdo cual, que recorté.

"El otro día, un cliente me comentó que nuestro único fallo eran los gin-tonics. Como el cliente siempre tiene la razón, llevo varios días empecinado en hacer el perfecto gin-tonic, aunque yo no sea barman.
No es tan fácil como parece, porque, con la proliferación actual de marcas de ginebra, con toques de limón verde o normal o incluso pepino, estoy algo confuso. Algunos me recomiendan la ginebra Hendrick's, otros la Martin Miller's Westbourne. Mi amigo Quique Pursals me aficionó a la Seagram's y no me gusta llevarle la contraria, aunque se puede dar un toque nacional al gin-tonic con un buen gin Xoriquer, de Menorca, y limones de Valencia; nada de fruta exótica.
Las dudas me asaltan, aunque algo sí tengo claro: necesito una buena ginebra, cubitos de hielo bien compacto, agua tónica, limón y un vaso. Pero ¿en qué proporciones? Algunos dicen que una cuarta parte de ginebra y el resto de tónica, pero otros llegan a mitad y mitad. ¿En qué vaso: copa balón o vaso de whisky? ¿A qué temperatura debe estar el hielo? ¿Y cuantos cubitos? ¿Debo exprimir ligeramente el limón? ¿Limón normal o verde? ¿Con o sin piel? He visto un barman que servía los gin-tonics con tiritas de piel de limón formando un hatillo. En cuanto a los cubitos, en El Celler de Can Roca, al parecer, utilizan cinco por cada gin-tonic, pero no son de simple agua helada, sino que los preparan triturando 4g de cardamomo verde y 6 de enebrina, que se dejan macerar en recipientes separados con 1l de agua durante una semana a 4ºC.
Árbol Quino

La ginebra nació en el siglo XVI en los Países Bajos, donde empezaron a aromatizar el alcohol neutro de grano con bayas de enebro, mientras que el agua tónica fue inventada por Schweppes en 1783 como remedio para las fiebres (por eso tiene quinina) que padecían los soldados británicos en las colonias asiáticas. Pata paliar el sabor amargo del agua tónica, mucho más pronunciado entonces que ahora, se le añadía ginebra, el destilado de consumo habitual en Inglaterra. Y así, en los cuarteles de la East India Company parece ser que surgió, hace más de doscientos años, el primer gin-tonic.

Claro que, a la hora de preparar el perfecto gin-tonic, cada cual tiene sus gustos. A mí no me gustan las ginebras que huelen a rosas, a azafrán o a mezclas de especias, como algunas que se producen en Francia. Tampoco me gustan las ginebras de colorines. En resumen, si quieren disfrutar de una bebida que algo debió contribuir a la longevidad de la reina madre de Inglaterra y a la genialidad de sir Winston Churchill, les aconsejo lo siguiente: hielo compacto, ginebra al gusto, agua tónica con moderación y un toque de limón de Valencia. Y ahora, después de este cursillo acelerado de gin-tonics, sólo me falta un yerno que trabaje en la Schweppes"